entrevista a Cristina Barboza
directora del extraño mundo de Frank Wedekind
por Melissa Vargas
segunda entrega
Cristina Barboza, la
otra directora de esta temporada, hizo una adaptación del texto de Frank
Wedekind, Despertar de Primavera, a
una realidad más cercana a la nuestra con todo esto del despertar sexual y la
represión del mismo en los sistemas educativos.
¿Cómo fue que nació la iniciativa para montar esta obra?
Inicialmente
partió de cursos de la escuela de artes dramáticas, primero partió de un curso
que se llama seminario de autores donde hice un análisis a partir del texto de Wedekind
y Fernando Vinocour. Digamos, de esas lecturas a mí me quedó como la espinita,
y ya en otros curso de puesta en escena, decidí emplearlos para ejercicios.
Luego de puesta en escena III, yo ya pensaba que quería hacer más un montaje
para un público, no sólo para un curso de la escuela. Y mandé mi propuesta al concurso
de jóvenes directoras y ganó. Más o menos llevo como dos años de estarlo
desarrollando, desde el 2011 hasta la fecha, pero ya de trabajar con los
actores, llevo un año trabajando. Al inicio eran sólo nueve pero agregué dos
personajes más.
Yo
hice una readaptación de los textos de Wedekind y Vinocour, es decir, cambié parlamentos
y los hice un poco más contemporáneos, más cotidianos para que fuera mucho más
cercano a la gente que viniera a ver el trabajo. Y además porque, no me gustaba
por ejemplo… el final, es también como mi cambio dramatúrgico.
¿Cómo ha sido la experiencia de hacer este tipo de
montaje con esa escenografía tan peculiar que es la del uso del papel a lo
largo de toda la obra?
Inicialmente
el espacio iba a estar vacío, absolutamente vacío, siempre pensé que quería
elementos rojos, que tienen una relación específica con el placer y el secreto,
los teclados para representar un poco más claro el sistema educativo en el que
estamos ahora donde todo tiene que ver con tecnología y después…yo iba a usar
papel en sólo una escena, pero, después los actores estaban demasiado felices y
propusieron muchas cosas. Me di cuenta que entonces la obra era sobre eso, la
saturación, más que papel, es la saturación de información, de dudas, de
preguntas, el mundo colapsado y consumista en el que vivimos. Escogí papel
porque además de que es un elemento reciclado, además de que me lo regalaban,
de que el blanco genera muchas posibilidades de luz, fue también porque el
mismo papel podía generar muchas posibilidades de discursos. A mí me gusta
mucho las imágenes chocantes hacia el público, me encanta construir una imagen
que sea muy hermosa, pero por la situación específica de lo que pasa que sea
trágica. Di, todo el blanco con el rojo hace como un shock, un contraste, en la
mente de quien ve la obra. Acá es donde las fresas vienen a contrastar
perfectamente con el blanco, también está su valor erótico, las utilicé como
mecanismo para hacer el viaje del sexo, para que fuera algo más sutil, más
simbólico. Me parecía innecesario hacer una escena sexual propiamente dicha,
porque aun así, la gente comprende, uno oye al público con sus risillas
ahogadas pero alrededor de un elemento más simple como las fresas. Ellos tienen
la oportunidad de imaginar de lo que ven lo que deseen.
Yo
escogí que mis actores fueran blancos, digo es que mucha gente me lo ha
preguntado, porque bien que mal las actuaciones no son tan alejadas a la
cotidianidad, tienen toques expresionistas por lo mismo del origen del texto.
Pero lo que hice fue hacer a la gente sentirse como fuera de este mundo y que,
adentro de ese espacio, se dé cuenta que la historia que se narra es
absolutamente cercana. Cada espectador va a identificarse con los personajes
según su historia de vida, yo creo que los personajes son una mezcla de muchas cosas
en la vida de varias personas.
¿A qué publico va dirigida la obra?
Inicialmente
la población era más que todo adolescentes, al ser una temática que la
adolescencia, pero con el tiempo me di cuenta de que más allá de la
adolescencia me interesaba que los mismo padres recordarán que también fueron
jóvenes, que también tuvieron esas dudas. Con la visión de ese aspecto
educativo como represor, que siente uno como adolescente, más allá de lo que
sea o no realidad, sino de lo que el adolescente puede a veces percibir de los
mismos profesores de los mismos papas, de la misma censura social.
¿Por qué considera importante este montaje en estos
momentos?
Bueno,
con todo lo que ha pasado y las guías de sexualidad…que hay como una gran
necesidad…más que todo, en este país hay una doble moral que no nos deja crecer
como seres humanos más completos, porque hay demasiados tabús, demasiados
miedos, de la gente por hablar por informarse. Eso es lo que creo, era
necesario tocar este punto que casi no tocan, donde los mismos adolescentes al
ser aislados socialmente, porque no son ni niños ni adultos y tras de eso
dentro de las misma temática del teatro, del cine, no se le da tanta prioridad
a lo que les está pasando, por eso yo creí que era bueno retomar el texto de
despertar de primavera para hablar sobre sus temas.
¿Cuándo fue la primera vez que se presentó este trabajo?
El
año pasado, 2012, como por esta época. Y hemos tenido bastante avance porque he
tenido prácticamente que, ocho meses más para que los actores se adecuen a los
personajes, profundicen…inclusive metí algunas escenas que se me habían quedado
afuera por falta de tiempo. Eso es lo rico de tener un proceso tan completo, se
ve en los mismo actores donde ellos se nota que se apropiaron de la obra, o
sea, ya esa obra no es mía. Para mí eso es lo más satisfactorio, yo confío
plenamente en que si yo no puedo venir a ver una función ellos están ahí, super
profesionales, saben qué hacer, tengo un maravilloso elenco, qué más puedo
decir… (Risas)
¿Cómo ha sido está experiencia en relación con sus dos
facetas de actriz y directora?
Para
mí este montaje es mi primer bebé realizado (risas) ha sido un proceso muy divertido,
muy rico, muy enriquecedor. Ha sido un proceso como de retarme y hacer algo que
realmente es muy complicado y quién sabe si para la próxima me complique tanto.
Fue bueno mandarse con todas las ganas y
hacer, más allá de que nos escogieran a mi compañera y a mí, una
búsqueda de un impacto más allá, que la gente nunca pueda dejar de ver nada,
que tenga que decidir que ver.
¿Cuál es la parte que más le ha gustado de todo este
proceso?
Yo
creo que a mí la sexualidad en general es un tema que me toca mucho, que me
interesa, la sexualidad principalmente como tema general de la sociedad. Todo
lo que tiene detrás ese tema, lo que son las relaciones humanas, más allá del
contacto físico, es la forma en que nos relacionamos con los demás. En general,
lo que más me gusta de la dirección es que uno se deshace de un montón de cosas
que tiene ahí y ya no quiere, a pesar de haber tenido una relación familiar muy
abierta, nunca fue como tan impuesto. Pero, si me pasaba que tenía muchas
amigas, muchas situaciones alrededor que me hicieron también construir esa
historia de esa manera. Uno trabaja y construye un montón de ideas que parten
desde uno, aunque haya un texto, uno parte desde lo que a uno le interesa y eso
se transforma con los actores para contar una historia, pero después de un
tiempo ya uno se deshace de eso. Ya esa obra no es mía. Ya yo no estoy hablando
sólo de mí, ellos también están hablando también de ellos, de las historias que
han tenido, del público.
Yo
ya estoy pensando que quiero hacer más, que quiero seguir creando proyectos, de
cómo poder contarle a la gente historias, más allá de porque yo quiera contarlas,
sino, porque la gente necesita oírlas.
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